No sé si sabes que España es el país de Europa con mayor tasa de obesidad infantil. Sí, así como lo lees, es donde más niños obesos hay. Y es triste, puesto que nuestro país tiene uno de los mejores climas del continente, y esto permite el cultivo de gran variedad de alimentos saludables. Más aún, todos nos enorgullecemos de nuestra dieta mediterránea, cuando cada vez son menos los que la consumen. Hemos occidentalizado nuestra cesta de la compra, y esta se parece cada vez menos a la de nuestros padres o abuelos.
Es importante que todos estemos concienciados con el problema de la obesidad infantil en España, porque es un problema, y muy grande. La obesidad en los niños les predispone a sufrir un gran número de enfermedades cuando sean adultos. Enfermedades que empeorarán su calidad de vida en aspectos tanto físicos como emocionales. Y lo que es más grave, es que algunas de estas enfermedades ya comienzan en la infancia, ¡ojo! Hay muchos niños con la tensión alta, el colesterol alto, y comienzo de diabetes tipo 2.
El impacto de esta realidad se presenta sobre el individuo y la sociedad:
- En el caso del niño (y el adulto que llegará a ser), afectará muy negativamente a su calidad de vida, pudiendo impedirle realizar determinados trabajos o actividades, y afectando gravemente a su bienestar psicológico.
- En cuanto a la sociedad, si el problema sigue en aumento (tal y como viene haciendo), para el sistema sanitario será prácticamente imposible dar cobertura a las personas que lo necesiten.
Los números
Con el fin de ilustrar esta enorme prevalencia con las cifras más exactas, he elegido el proyecto ALADINO, que es el estudio más amplio y reciente llevado a cabo en España. Fue realizado en 2011, y estudió a 7659 niños (3841 niños y 3818 niñas) de 19 comunidades autónomas, de entre 6 y 9 años, clasificándolos de acuerdo a su estado de peso. Esto se hizo siguiendo la clasificación de la OMS, que se basa en el índice de masa corporal (IMC):
IMC = peso (kg) / talla (m)2
Situación |
Criterio |
DELGADEZ |
IMC < -2 DS |
NORMOPESO |
-2 DS < IMC < +1 DS |
SOBREPESO |
IMC > +1 DS |
OBESIDAD |
IMC > +2 DS |
DS: desviación estándar.
Para que lo veas de un modo más gráfico, los resultados en cuanto a la prevalencia de normopeso, sobrepeso, obesidad y delgadez según dichos criterios son los siguientes:
Como puedes observar, las cifras de sobrepeso y obesidad son realmente alarmantes. Casi la mitad de los niños españoles (44%) tienen exceso de peso. En el caso de los niños (47%), éstos tienen más problemas de peso que las niñas (41%). Está claro que el problema de nuestra sociedad es la abundancia de alimentos superfluos y hábitos sedentarios, puesto que los niños con peso excesivamente bajo son una clara minoría (1%).
Los datos más interesantes que se extraen del estudio ALADINO son para mí los siguientes:
- La prevalencia observada comienza a observarse a los 7 años de edad.
- Un 24,8% de los niños obesos nunca han recibido lactancia materna.
- Un 32,6% de los niños obesos nunca han recibido lactancia materna más de 6 meses.
- Un mayor peso al nacer se asocia a mayor porcentaje de obesidad.
- No desayunar se asocia a mayor porcentaje de obesidad.
- Dedicar más de 1h al día a jugar con el ordenador o la consola se asocia a mayor porcentaje de obesidad.
- Dedicar más de 2 horas a ver la TV o vídeos se asocia a mayor porcentaje de obesidad.
- Tener la TV, consola, ordenador en la habitación del niño se asocia a mayor porcentaje de obesidad.
Las causas
La obesidad infantil tiene dos orígenes:
- Ambiental:
- Alimentación
- Hábitos familiares: comer con la tele puesta, comer con prisas, no hacerlo todos juntos, obligar a comer, premiar o castigar con la comida
- Clase social: la crisis no nos lleva a comer mejor, se pierden las comidas tradicionales a favor de la comida barata llena de calorías vacías
- Actividad física
- Entorno poco favorable: pocos parques, falta de zonas abiertas o carriles bici
- Hábitos familiares: falta de ejemplo de los padres, poco tiempo libre
- Sedentarismo
- Hábitos familiares: padres sedentarios
- Uso de pantallas: videoconsolas, televisión, tablets, ordenadores…
- Alimentación
- Genético: Estas causas las incluyo, aunque, salvo en raras excepciones, contribuyen en un bajo porcentaje a la explicación de la presencia de la obesidad.
- Enfermedades monogénicas (muy raras), con alto impacto
- Acumulación muchos pequeños efectos de variantes poco frecuentes en muchos sitios del genoma (muy normal pero difícil de demostrar o utilizar para mejorar la situación), con bajo impacto
Seguro que te has dado cuenta de que el factor “Hábitos familiares” está en prácticamente todos los apartados. Esto se debe a que, en lo que respecta a la adquisición de hábitos del niño, todo lo que va a aprender vendrá de lo que observe en su casa. Todos conocemos la frase “una imagen vale más que mil palabras”: si tu hijo te ve hacer algo (o no hacerlo), ya le puedes decir mil veces lo contrario, que hará lo mismo que tú hagas (o no hagas). Así que nos toca predicar con el ejemplo en todos los aspectos, tanto nutricionales como de actividad física, además del resto de parcelas relacionadas con la crianza, ¡claro!
Las soluciones
Con el fin de prevenir, así como de minimizar las causas de la obesidad que pueda estar ya presente en nuestros hijos, os será útil seguir los siguientes puntos:
- No tengáis en casa alimentos superfluos: estos son los ricos en azúcares añadidos, grasas saturadas, sal… como la bollería, los snacks, refrescos, zumos, etc. Este punto es de los más difíciles, pero el más eficaz de todos, de verdad.
- A la hora de comer, hacedlo todos juntos sentados en la mesa.
- Si podéis comer en la cocina, mejor.
- Comed sin distracciones. Es decir, nada de tele o música.
- Comed con agua, todos. El resto de bebidas se dejan para otros momentos muy puntuales.
- No insistáis a los niños para que coman, ni les deis ningún premio (comestible o no) a cambio de que lo hagan. Solo ellos saben cuánta hambre tienen, nosotros no podemos saber la cantidad exacta de comida que necesitan ese día a esa hora. Además, las necesidades energéticas varían muchísimo entre niños distintos, por lo que más aún, estamos incapacitados para adivinar lo que necesitan.
- No hay que restringir la comida a la hora de comer, pero OJO, teniendo en cuenta que solo pueden comer alimentos saludables, ninguno del punto 1, es decir, nada de postres dulces (el postre, si se quiere, debe consistir en fruta), ni de refrescos, snacks, etc.
- Limitad el tiempo de juegos en dispositivos con pantallas (incluyendo el tiempo de televisión) a:
- Bebés de menos de 2 años -> Nada
- Niños de 2-4 años -> Máximo 1 hora al día (cuanto menos mejor)
- Niños de 5-11 años -> Máximo 2 horas al día (cuanto menos mejor)
- Promoved la realización de actividad física.
- Predicad con el ejemplo: los padres o tutores tenemos que comer sano, no abusar de bebidas refrescantes ni alcohólicas, evitar el sedentarismo (practicamos demasiado el “sofing”) y realizar más actividad física (bajarnos antes del autobús, ir en bici o andando a los sitios, subir las escaleras andando, etc).
Puede que te haya parecido extraño el punto 7, incluso contradictorio. Pero, salvo en casos excepcionales, la solución a la obesidad y a los problemas con la comida no consiste en que los niños hagan dieta, o limitarles la cantidad de comida que consumen.
Se trata de que los niños aprendan a detectar sus señales de hambre y saciedad por sí mismos. Si quieren repetir un poco más del plato que se ha preparado para todos, que lo hagan. Están creciendo y puede que ese día tengan más hambre. Si se pasan, querrán comer menos la próxima vez, pero irán ajustando poco a poco hasta comer de forma más regular.
Si llevamos a cabo estos pasos, estaremos haciendo todo lo que está en nuestras manos para prevenir la obesidad en nuestros hijos. Si ya existe un problema de obesidad, estos puntos serán aún más útiles. Aunque dependiendo de la gravedad de la enfermedad, puede que sea necesaria la ayuda de un profesional.
Gracias Azahara por este post tan interesante. Las cifras ponen los pelos de punta. Creo que muchas familias no son conscientes hasta qué punto un niño “gordito” tiene probabilidades de convertirse en un adulto obeso.
¡Hay que recuperar la dieta mediterránea!
Besos,
Gloria.
Gracias Gloria. Por desgracia así es. Esta es la realidad y hay que trabajar para invertir esta tendencia 😉 Un abrazo.