Seguro que has oído hablar de la flora intestinal. Sabes lo importante que es para “ir al baño” y que hay yogures que nos dan superpoderes gracias a sus bífidus… Pero eso es solo la punta del iceberg. Te aviso de que este post me ha quedado un pelín denso y bastante científico, pero estoy segura de que te puede gustar mucho conocer más detalles sobre la creación de una flora saludable en tu bebé incluso desde antes de que nazca. Atenta!
¿Qué es la microbiota?
La microbiota o flora intestinal es el conjunto de microorganismos que se encuentran colonizando el intestino humano. En concreto se estima que existen alrededor de 100 trillones de microorganismos, unas 10 veces más que células humanas. Ojito! Por ello se le considera prácticamente un órgano dentro de otro (el intestino). Estos microorganismos son sobre todo bacterias y tienen un papel fundamental en la salud humana. Contribuyen a la salud digestiva, a la protección frente a patógenos, a la producción de compuestos que necesitamos (como la vitamina K), al desarrollo del sistema inmunitario, al desarrollo intelectual y mental y a la protección frente a obesidad (Reinhardt 2009) y frente a enfermedades alérgicas, gastrointestinales, autoinmunes y metabólicas.
No obstante, no todo el mundo tiene exactamente los mismos microorganismos en el intestino, o la misma cantidad de cada tipo de los existentes. Se sabe que la genética y el ambiente, incluyendo la dieta y la actividad física, afectan al perfil de la microbiota. Y lo más importante, que distintos perfiles están asociados a distintas patologías o enfermedades ya que un distinto perfil de la microbiota puede afectar a su correcto funcionamiento.
Establecimiento de la microbiota
La futura flora intestinal del bebé depende incluso de la dieta de la madre durante el embarazo. Aunque antes de nacer el bebé entra en contacto con algunas bacterias, es en el momento del nacimiento cuando comienza realmente la colonización del intestino por parte de la microbiota.
- 1. En primer lugar, el tipo de parto tiene una gran relevancia, ya que las cesáreas se asocian a una mala diversidad microbiana, procedente de los profesionales sanitarios, el aire, el instrumental y la piel de la madre, que se ha visto que puede aumentar el riesgo de sobrepeso y otras enfermedades en el futuro. En cambio, el parto vaginal favorece una colonización más adecuada, representada por bacterias vaginales y fecales (Dominguez-Bello y cols. 2010).
- 2. Además, la administración de antibióticos a la madre durante el parto también afecta a la composición de la microbiota incluso más que una cesárea, de hecho, se observa un perfil muy similar entre microbiotas de bebés nacidos por cesárea o vía vaginal si se han administrado antibióticos en el parto, muy diferente al de bebés nacidos sin la presencia de antibióticos (Azad y cols. 2015).
- 3. Una vez ha nacido el bebé, el contacto con la madre y el tipo de alimentación que este reciba será el responsable de continuar con el establecimiento de una microbiota saludable. Es en este punto donde entra en juego la lactancia, que es un factor determinante para la colonización escalonada e idónea del intestino del bebé recién nacido, predominada por bifidobacterias. Tanto la lactancia en sí como la alimentación de la madre, tienen influencia sobre el correcto establecimiento de la microbiota en el bebé.
- 4. Además, la administración excesiva de antibióticos al bebé puede tener efectos a largo plazo sobre la salud, ya que altera el establecimiento de la microbiota intestinal y a su vez la maduración del sistema inmunitario. De este modo, puede favorecer la aparición de enfermedades como el eczema, la rinitis alérgica y la enfermedad inflamatoria intestinal (Marques y cols. 2010). Puede que incluso aumente el riesgo de obesidad, ya que disminuye la cantidad de bifidobacterias y Bacteroides, ambas antiobesogénicas (Penders y cols. 2006). Con esto no quiero decir que te niegues a dárselos si está enfermo, tan solo intenta que el pediatra no se los prescriba sin estar seguro de que son necesarios.
Las bacterias de la leche materna
La leche materna es la mejor forma de alimentar a un recién nacido por multitud de motivos, que he comentado previamente en otros posts (aquí, aquí). Aunque su composición nutricional altamente específica e idónea para el bebé es una de sus principales ventajas, sus efectos beneficiosos no terminan ahí. De hecho, la protección que confiere la lactancia materna frente a enfermedades de distinta índole en el futuro del niño no solo se debe a su perfil nutricional, sino a otros componentes y características que contribuyen al óptimo desarrollo del sistema inmunitario.
- 1. Por un lado, la leche materna contiene anticuerpos IgA (Inmunoglobulinas A) que protegen al bebé de forma pasiva frente a infecciones.
- 2. Además, la leche materna constituye un aporte de oligosacáridos prebióticos, compuestos de carácter hidrocarbonado que favorecen el crecimiento de determinadas especies de microorganismos, sobretodo bifidobacterias, contribuyendo así a su proliferación en el intestino del bebé. También contiene algunas moléculas como el factor de crecimiento transformante beta 2 (TGF-β2), necesario para la maduración del sistema inmunitario y para la adquisición de tolerancia inmunitaria.
- 3. Y finalmente, la leche materna contiene unos 1000 millones de microorganismos por litro (que es la producción aproximada de un día a partir del primer mes de lactancia más o menos). Contiene sobre todo Bifidobacterias, y también otras especies en menor cantidad (lactobacilos, estreptococos, estafilococos, enterococos y enterobacterias).
Te preguntarás cómo llegan las bacterias a la leche… El proceso es muy curioso. En el momento del parto, y si este es por vía vaginal, se produce estrés y se liberan hormonas que aumentan la permeabilidad del intestino de la madre. De ese modo, las bacterias de la microbiota materna llegan a la glándula mamaria para salir secretadas con la leche. Posteriormente, durante la lactancia, el transporte continúa. De hecho, si la madre toma un probiótico concreto, las bacterias que este contienen se pueden encontrar posteriormente en su leche (Perez y cols. 2007).
Esta vía de transporte de microorganismos a través de la circulación no está completamente caracterizada, y su existencia se ha comprobado mediante métodos indirectos y en experimentos con modelos animales. No obstante, a mí me parece absolutamente alucinante cómo el cuerpo es capaz de controlar el acceso de bacterias a la circulación sin que haya infección o sepsis, para luego dejar que estas sean secretadas con la leche en otro órgano alejado del intestino.
Administración de prObióticos y prEbióticos
Leche artificial con prebióticos
Los prebióticos son compuestos principalmente de carácter hidrocarbonado (aunque también son probióticos algunas proteínas, lípidos y minerales) que favorecen el crecimiento de determinadas especies de microorganismos en el intestino, contribuyendo así a su proliferación y a mejorar la salud del hospedador.
Con el fin de mejorar las fórmulas de leche artificial para los bebés que no toman leche materna, se pueden añadir prebióticos como los galactooligosacáridos (GOS) y los fructooligosacáridos (FOS). Estos aditivos pueden mejorar ligeramente el perfil de la microbiota aumentando la cantidad de bifidobacterias y lactobacilos acercándolos a niveles similares a los de bebés alimentados con leche materna. Se ha comprobado que su administración con la leche artificial mejora la frecuencia y consistencia de las deposiciones del bebé, pero los resultados no son del todo concluyentes en cuanto a sus beneficios en la salud. De todas formas, se suelen añadir a las leches artificiales porque su uso es totalmente seguro (ya que están en la leche materna). Por último, decir que los prebióticos requieren de la existencia de una flora bacteriana saludable para ejercer su posible efecto beneficioso.
Leche artificial con probióticos + prebióticos
Dado que los prebióticos no son tan eficaces por sí solos, también existe la posibilidad de añadir probióticos (bacterias) y prebióticos (su alimento) simultáneamente para emular el efecto neto de la lactancia materna. No obstante, son pocos los estudios realizados hasta el momento en este sentido, y es complicado conocer qué prebiótico necesita cada probiótico. Además, el efecto observado no es fácil de interpretar dado que se administran dos componentes con posibles efectos, y por tanto no se sabe a cuál de ellos se debe la mejora observada.
Probióticos
Esta forma de intervención ha sido la más estudiada hasta el momento, y ha demostrado tener efectos a largo plazo, aunque dichos efectos no están del todo claros. Uno de sus principales inconvenientes es que la administración de una bacteria concreta puede ser negativa si se hace demasiado pronto, sin tener en cuenta la dosis o frecuencia de administración necesarias… Por otro lado, las bacterias administradas no suelen establecerse de forma permanente en el intestino, aunque es verdad que se ha observado que tienen efectos duraderos aunque dejen de estar presentes.
Lo que sí está claro es que la intervención con probióticos es más exitosa si se inicia de forma prenatal.
Probióticos a través de la mamá en el embarazo y la lactancia
Ya que existe un contacto entre la microbiota materna y del bebé antes de nacer, durante el nacimiento y después del mismo a través de la leche materna, la madre constituye un medio único para proporcionar probióticos al bebé.
En este sentido, se han llevado a cabo diversos estudios en los que la administración de una mezcla de probióticos (Lactobacillus rhamnosus GG and Bifidobacterium lactis Bb12) a la madre desde el primer trimestre hasta el final de la lactancia materna exclusiva mejora numerosos aspectos relacionados con la salud del bebé y la mamá. Concretamente, este tratamiento disminuyó el riesgo de atopia en niños de alto riesgo y los casos de diabetes gestacional en las madres, mejoró los niveles de glucosa durante el embarazo y en el postparto, disminuyó la cantidad de grasa corporal de la madre tras el parto y la ganancia de peso excesiva de los niños (Rautava y cols. 2012).
Por eso, el futuro de este tipo de intervenciones está en la madre, quien a través del embarazo, parto y lactancia, proveerá al bebé con los microorganismos más adecuados de forma escalonada.
La microbiota definitiva
Hacia los 2-3 años, cuando cesa la lactancia, se acaba de establecer la microbiota definitiva (la del adulto). Su composición se habrá visto afectada por todos los factores nombrados anteriormente, y además por el tipo de alimentación complementaria que haya recibido el niño. Esto es debido a que existen bacterias que se alimentan de hidratos de carbono y otras que se alimentan de proteínas, por tanto según el predominio de uno u otro tipo de nutrientes en la dieta, favoreceremos el crecimiento de distintas especies de microorganismos. De todas formas, te cuento esto solamente a modo de curiosidad, ya que aún no se conoce con precisión en qué consiste la microbiota saludable. Por ahora se han caracterizado algunos subtipos más representados entre la población, y se conocen diferencias concretas entre situaciones de enfermedad, etc. Lo que está claro es que tiene un papel muy pero que muy importante en nuestra salud.
Lo fundamental es que intentemos optimizar todos los factores a nuestro alcance en la etapa perinatal, que es la más sensible a modificaciones, para que una vez llegado este momento el perfil de la microbiota sea adecuado, ya que el 60-70% de ella no cambiará durante el resto de la vida. El resto de variación será debida a la dieta, la edad, enfermedades, exceso de grasa corporal, la ubicación geográfica, la ingesta de fármacos y otros factores ambientales.
¡Bueno! ¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que no te hayas aburrido mucho, y si te ha parecido interesante, comparte! Muchas gracias 😉
Si has tomado probióticos o se los has dado a tu bebé, anímate a contarme acerca de ello en los comentarios!
Referencias
Azad y cols. Impact of maternal intrapartum antibiotics, method of birth and breastfeeding on gut microbiota during the first year of life: a prospective cohort study. BJOG 2015.
Dominguez-y cols. Delivery mode shapes the acquisition and structure of the initial microbiota across multiple body habitats in newborns. Proc Natl Acad Sci USA 2010; 107: 11971–5.
Julvez y cols. A cohort study about full breastfeeding and child neuropsychological development: the role of maternal, social, psychological, and nutritional factors. Dev Med Child Neurol 2014; 56: 148–56.
Kashtanova y cols. Association between the gut microbiota and diet: Fetal life, early childhood, and further life. Nutrition 2016.
Marques y cols. Programming infant gut microbiota: influence of dietary and environmental factors. Curr Opin Biotech 2010; 21: 149-156.
Penders y cols. Factors influencing the composition of the intestinal microbiota in early infancy. Pediatrics 2006; 118: 511–21. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16882802
Perez y cols. Bacterial imprinting of the neonatal immune system: lessons from maternal cells? Pediatrics 2007; 119: 724–732.
Rautava y cols. Microbial contact during pregnancy, intestinal colonization and human disease. Nat. Rev. Gastroenterol. Hepatol. 2012; 9: 565-576.
Reinhardt y cols. Intestinal Microbiota During Infancy and Its Implications for Obesity. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2009; 48: 249-256.
Vandenplas y cols. Prebiotics in infant formula. Gut Microbes 2014; 5: 6: 681-687.
Hola, muy interesante, estoy segura de que mi microbiata no es la mejor y no he conseguido mucha información sobre el embarazo. Gracias
Por lo que veo Nestlé ha decidido patentar esta fórmula para embarazadas:
http://mobile.nutraingredients.com/Markets-and-Trends/Nestle-makes-moves-on-pregnancy-probiotics
Hola, me alegro de que te haya servido el post
Así es, muchas compañías están empezando a patentar y vender fórmulas de pro y prebióticos. Lo importante es que demuestren sus efectos positivos! Un abrazo! 😀
Muchas gracias por el post. Yo quería comentar que me recomendaron tomar probióticos en el embarazo, un mes antes de realizarme el exudado vagino-rectal, para evitar que saliera positivo el Estreptococo agalactiae. Estuve tomando Simbiotics G de Vitanatur: 1 sobre diario durante 14 días y 1 sobre semanal durante 1 mes. Al final, ha salido el exudado positivo y me han comentado que no debería haber tomado esos probióticos, que no están recomendados en el embarazo. Así que tengo doble preocupación porque el ginecólogo me ha dicho que me tendrán que poner antibiótico en el parto, y yo quería evitarlo… y por otro lado, no sé cuáles son los efectos adversos de Simbiotics G en el embarazo.
Hola Gema, jo.. vaya lío te han montado. Cada vez hay más probióticos disponibles para su venta, por lo que me imagino que no todos sus efectos están demostrados, y menos aún en embarazadas. Con toda mi humildad, y teniendo en cuenta que no soy experta en esto desde el punto de vista médico, me extraña bastante que ese tratamiento fuera 100% eficaz para evitar un positivo de Estreptococos,… en ese caso lo tomarían todas las embarazadas a las que les saliera el exudado positivo no? En fin, realmente creo que no te habrá hecho mal, aunque no haya funcionado. He echado un vistazo a la composición y no parece haber nada raro salvo bacterias muy comunes de nuestra microbiota. No te preocupes 😀 Un abrazo!