Es posible que te lo hayas preguntado alguna vez. Cuando vamos al supermercado, el pasillo de los bebés nos “maravilla” con cientos de productos, todos “estupendos”: enriquecidos, adaptados, para crecer mejor, a partir de 4 (si! 4!) meses, 6 meses, 8, 12, 18, 24, 36…! Qué organizadito está todo, así no tenemos que preocuparnos de qué darle en cada momento, compro los productos para su edad y ya está, o no???

¿Por qué hay tarritos para los 12 meses y no para los 6 años? ¿Y para los 15? Yo quiero disponer de tarritos para los 30 años, que son una etapa muy dura… así me lo pondrían más fácil, no tendría que pensar qué nutrientes necesito para optimizar mi salud…

Esto te suena a cachondeo, ¿verdad? Pues ahí es a donde voy… igual ya sabes la respuesta…

 

¿Son necesarios los alimentos infantiles? La respuesta es: prácticamente NINGUNO.

 

Exceptuando la leche artificial, en los casos en que es imprescindible que reemplace a la lactancia materna (hasta los 12 meses), los productos “para bebés” son totalmente sustituibles por alimentos cotidianos que consume el resto de la familia, adultos o niños. De hecho, lo ideal es que los bebés se habitúen a comer comida normal, y no estos productos procesados. Su uso sólo dificultará la aceptación de los nuevos alimentos “normales” más adelante.

¿Por qué introducirle 2 veces a 2 tipos de alimentación distintos? Mucha gente tiene problemas dando de comer a sus hijos, cosa que estoy segura desearían solucionar. ¿Crees que querrán pasar por ese drama 2 veces? Tenemos que tenerlo claro, nos podemos saltar esa primera alimentación “para bebés” sin problemas. Y luego están los alimentos para niños pequeños, ideados para facilitar la tarea a los padres a la hora del desayuno, la merienda, etc. sobre esos productos también tengo algo que decir 😉

Como comentario general, hay que destacar que la gran mayoría de productos infantiles tienen un elevado contenido en azúcar, para vender más facilitar la aceptación por parte de los niños. Esto provoca que los niños se sacien más de lo que podrían percibir los padres por el tamaño del producto consumido, y que aparezcan problemas de rechazo de alimentos menos sabrosos o atractivos como por ejemplo las verduras.

Sobre estos temas se habló el pasado domingo en el Hangout sobre Alimentación Infantil que celebró Dietética sin Patrocinadores y que podéis ver aquí. Lo recomiendo a todo el que tenga niños a su cargo.

A continuación explico por apartados la idoneidad o no de los alimentos destinados a bebés y niños, y te propongo alternativas saludables.

 

Tarritos (potitos)

Las estanterías de los supermercados y farmacias están llenas de tarritos. Están bien para uso ocasional, si no queda otro remedio… Pero la oferta supera con creces la necesidad “real” de estos productos.
La crítica en este caso se trata del contenido y no de la forma de preparación, aunque me encantaría que existieran opciones para los niños que no toman purés, todo sea dicho. El problema está en que son productos precocinados, procesados de forma industrial. Y, aunque no se pierden los nutrientes necesarios para el niño, el sabor cambia (no lo podéis negar). Además, pueden darse casos en los que los niños solo quieran estos productos, en lugar de los caseros, lo que puede ocasionar problemas a la larga.

Alternativas

Está en tu mano si quieres darle purés a tu bebé cuando empiece a comer otros alimentos a los 6 meses. Pero lo ideal es que estos sean caseros. Luego, lo aconsejable es que coman en trozos para acabar comiendo lo mismo que el resto de la familia. Si la introducción de los trocitos es desde el principio (mediante el baby led weaning por ejemplo), mejor, así aprenderán a gestionar su apetito/saciedad, y a masticar antes de tragar, disminuyendo el riesgo de atragantamiento.
Prepara en casa el puré o la comida en trozos, y llévatela en… el último invento más novedoso y que casi nadie tiene en casa… un táper 😉 o en un bote de cristal de conservas reutilizado.

 

Cereales

Este producto ya lo traté en un post hace poco. En él explicaba que el contenido en azúcar de los cereales para bebés (de marcas con mucho renombre), que nos rodean en los supermercados y farmacias, es excesivo. No obstante, si los quieres utilizar, es tu decisión. Pero tal y como propongo en dicho post sobre los cereales infantiles, mi recomendación es que los sustituyas por otras alternativas saludables.

Alternativas

  • Cereales normales que comen todos en casa: pan, pasta, arroz, quinoa… son los cereales que comerá el resto de su vida, y puede empezar ya 😉
  • Cereales infantiles sin azúcar que puedes encontrar sobre todo en herbolarios y tiendas de productos bio, etc (hasta que la gente los compre y por fin los vendan en supermercados, algún día ocurrirá! o eso espero… ains)

 

Yogures para bebés

Esto de los yogures para bebés para mí es una pena. Son un producto totalmente prescindible, incluso no recomendable, sobre todo por su contenido en azúcar, así mismo lo refleja la OCU tras analizar los dos tipos de yogures para bebés disponibles en el mercado. Casi todos los mamás+papás que conozco los han comprado y se los han dado a sus bebés asumiendo que eran buenos para su hijo. Pero no se habían dado cuenta de su composición, destacando el azúcar añadido. Lógico, no piensas que si te venden un producto para un bebé de 6 meses, éste va a llevar azúcar… hasta que dejas de fiarte y lees bien la información nutricional y los ingredientes. Además, no están hechos con un 100% de leche de continuación, y llevan otros aditivos que no los hacen aptos para bebés.

En mi opinión, creo que no les costaría nada hacer un yogur natural sin azúcar con leche de continuación. Así luego podrías añadir un poco de fruta y endulzarlo de forma natural con frutas y su azúcar natural (la fructosa), que sí es saludable.

Alternativas

  • A partir de los 9 meses, yogur natural “normal” sin azúcar. Según la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica los bebés de más de 9 meses pueden tomar leche de vaca y derivados siempre que sea en baja cantidad. En general, el sabor del yogur natural les encanta a los bebés y a los niños. Además, se pueden dar mezclados con fruta triturada. Pero pensad que si no les gusta el yogur, no pasa nada, porque no es obligatorio que coman yogures.
  • Antes de los 9 meses, simplemente no les des yogur, ya tendrán tiempo de tomarlo cuando sean más mayorcitos.

 

Leche de continuación o tipo 2

Este producto, tal y como he adelantado antes, es necesario para bebés que no toman leche materna, y se puede tomar a partir de los 6 meses. Por supuesto la leche de inicio o tipo 1 también será necesaria para los niños que no toman pecho. A partir de los 6 meses se puede usar cualquiera de las dos. Aunque la leche tipo 1 tiene menos cantidad de proteínas, esto no es un problema si a los 6 meses se introduce la alimentación complementaria. No obstante la decisión es tuya, ya que la leche de continuación es más barata.

La cuestión es hasta cuándo se debe de usar la leche de continuación, y la respuesta es: hasta los 12 meses. A partir de ese momento, el bebé puede comenzar a dejar el biberón y pasar a la leche de vaca entera de tetra brik poco a poco, sin superar los 500 ml al día (2 vasos o 4 yogures). Esta cantidad máxima es para prevenir carencias en hierro, ya que la leche de vaca tiene un bajo contenido en este mineral. Por tanto, tomarla en mayor cantidad limitaría la ingesta de otros alimentos más ricos en hierro.

Existe tan sólo una excepción a esta recomendación, y es que los niños con riesgo de sobrepeso, antecedentes con enfermedades cardiovasculares o dislipidemias, pueden seguir tomando leche tipo 2 más allá de los 12 meses si su médico lo recomienda. Esto se debe a que la leche de continuación es más baja en grasa (y por tanto tiene menos calorías) que la leche de vaca normal.

Además, si tu bebé toma leche materna, y por el motivo que sea, quieres que tome un alimento preparado con leche, esta deberá ser leche materna, o bien leche de continuación, y no leche de vaca hasta los 9 o 10 meses. Esto se debe a que la leche de vaca es pobre en hierro y rica en proteínas y sal, por lo que puede ser dañina para los riñones de los bebés.

 

Leche de crecimiento o tipo 3

La leche de crecimiento está desaconsejada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria o EFSA. Incluso el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría desaconseja su uso en el foro de dudas de su web.

El problema viene de nuevo del afán de ventas de la industria. Tratan de crear una necesidad para tener un hueco en el mercado, y lo hacen convenciendo a los padres de que esta leche (rica en vitaminas, hierro, ácidos  grasos, cereales,… y azúcar!), les vendrá de perlas a sus hijos para que éstos crezcan más y mejor. Cuando todos esos añadidos no son necesarios en cualquier dieta saludable de un niño español, y mucho menos el azúcar, ¡claro!

Los inconvenientes de estas leches son:

  • El azúcar (no me canso, no), casi todas llevan azúcar añadido a la lactosa naturalmente presente en la leche.
  • El precio, que triplica más o menos el de la leche de vaca normal.
  • Los sabores añadidos como la vainilla.
  • Menor contenido en calcio.
  • Contenido de vitaminas que no es necesario si el niño lleva una dieta que incluya fruta, verdura, carne, pescado…

Por tanto, la conclusión es que no son necesarias, al contrario, estarían incluso desaconsejadas por su contenido en azúcar.

Alternativas

Los niños mayores de 1 año, si no toman leche materna, pueden tomar leche de vaca entera.

Y si toman leche materna, muchas veces nos preguntamos si pueden tomar leche de vaca, por ejemplo como ingrediente en una comida. La respuesta es sí, a partir de los 9 meses. Siempre que las primeras veces que la prueben sea prestando atención a posibles signos de alergia. Se puede empezar con un poco de yogur natural sin azúcar (poquito), y 2 semanas después darles a probar la leche tal cual. Si no hay señales de alergia, ya pueden tomarla si surge la ocasión de comer cualquier comida que lleve leche.

 

Bolsitas

Este nuevo formato de producto está ahora muy de moda. Siempre que voy al supermercado hay alguien en la fila con alguna de estas bolsitas (ains…).

Estaría muy bien que los fabricantes de estos productos los hicieran pensando en la salud de nuestros hijos, pero lo hacen pensando en los beneficios que van a sacar de sus ventas, ¿por qué lo digo? He estado mirando las tablas nutricionales de todos estos productos, y la gran mayoría de ellos llevan azúcar añadido. Incluso los que están destinados a bebés a partir de 6 meses. El azúcar hace que los bebés y niños acepten muy bien el sabor de estos productos y quieran comerlos casi siempre, por tanto los padres… ¡tan contentos! ¡A comprar más! Pero sin darse cuenta de que están aumentando el riesgo de sobrepeso y caries de sus hijos.

Por otro lado, la idea de que los niños coman de una bolsa opaca, sin ver lo que están comiendo, es cuanto menos antinatural. Las comidas deben hacerse de forma consciente, y no mientras los niños están distraídos con el envoltorio de colores con su personaje favorito, o jugando. Sí, conseguiremos que coman y se “nutran” pero no aprenderán nada acerca de lo que es comer de verdad. No conocerán el color, la textura y el sabor de cada alimento, por lo que podrán rechazarlos cuando se les presenten individualmente en su forma natural. Más aún, no masticarán los ingredientes, lo que puede contribuir a que se vuelvan “vagos” comiendo otros alimentos, y siempre prefieran los purés.

Su uso está totalmente desaconsejado por expertos en nutrición tal y como hace Juan Revenga en este artículo, pero en el caso de que no puedas evitar estos productos (que lo dudo), al menos te recomiendo que busques las bolsitas que no llevan azúcar añadido.

Alternativas

  • Yogur natural sin azúcar y fruta en trocitos para comer con cuchara, incluso batido ocasionalmente para tomar con cuchara o una pajita gruesa.
  • Yogur natural sin azúcar en su envase para comer con cuchara, o “para beber” puedes agitarlo y abrir un agujerito por el que se lo pueden beber (esto se hacía cuando yo era pequeña, qué tiempos :D)
  • Fruta en trocitos para coger, sin más, ni menos 😉
  • Queso fresco con fruta
  • En este post de Norte Salud hay 75 alternativas a las galletas, muchas pueden ser “para llevar”

 

Postres lácteos

Estos productos están presentes prácticamente en todos los hogares donde hay niños. Son prácticamente iguales que postres lácteos enfocados a la población general o adulta, pero el marketing está totalmente dirigido a los niños y sus padres. Suelen ir acompañados de mensajes como “enriquecido en…” o de imágenes o regalos de personajes infantiles del momento.

Los padres los suelen dar a los niños para asegurarse de que han comido bien, además de creer que su contenido en calcio les resulta necesario. Hay que dejar claro que el contenido en azúcar de estos postres es más perjudicial que el beneficio que puede suponer su aporte de calcio. De hecho, la ingesta de estos productos hace que los niños se sacien para no comer otros alimentos más saludables como la fruta o verdura. Además, cuando esta práctica es habitual, el niño come peor la comida principal porque sabe que luego tiene postre. Esto puede llevarnos a situaciones de prohibir o premiar con alimentos superfluos como estos, que están muy desaconsejadas por la influencia que pueden ejercer sobre los niños y su relación a largo plazo con la comida.

Alternativas

  • Fruta 😉
  • Yogur natural sin azúcar (ocasionalmente)

 

Anímate a comentar abajo si ves dificultades sustituyendo estos alimentos, así como diciéndome qué alternativas prefieres.

Ah! Y comparte si te ha gustado 😉

 

Imágenes: Nestlé, Farmacia Martín Zamora, Mundo Ecológico, Hero.

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