Las proteínas han estado siempre muy valoradas en la dieta. De hecho, las proteínas son fundamentales para el crecimiento y mantenimiento de los tejidos del organismo, y más aún, para el funcionamiento del mismo en todos los aspectos. No obstante, a veces parece que sentimos debilidad por las cadenas de aminoácidos (chiste friki, jiji), sobre todo las de origen animal. De hecho, desde incluso antes de los 12 meses tomamos proteínas de sobra (Rolland Cachera 2002). Sin embargo, sobre todo en el inicio de la vida las proteínas son necesarias en su justa medida, aquí te doy unas cuantas razones 😉
Nota: en este post nombro algunas marcas, pero quiero aclarar que no pretendo publicitarlas de ningún modo, tan sólo voy a utilizar esta información (al alcance de cualquiera en las webs de sus fabricantes) con el fin de comparar sus concentraciones de proteínas.
Riesgos de un exceso de proteínas en la dieta del bebé
El motivo más importante para evitar un exceso de ingesta de proteínas en los bebés y niños pequeños es su asociación con sobrepeso en el futuro. Se ha comprobado que una ingesta excesiva de proteína láctea durante el primer año se asocia a mayor peso (y no mayor altura) a los 2 años (Koletzko 2009). Incluso podría tener efecto a más largo plazo según los resultados de otro estudio similar (Gunther 2010).
Este fenómeno tiene un origen en alteraciones endocrinas que de algún modo “modifican” el metabolismo. Al parecer, el exceso de proteína ingerido promueve una mayor secreción de insulina y del factor IFG-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1), ambos implicados en el crecimiento por su influencia sobre la generación de adipocitos (Agostoni 2005). Es decir, más proteína indica al cuerpo que puede “crecer” más (porque hay combustible de sobra), y esto se traduce en más células adiposas para almacenar reservas energéticas (es decir, grasas). Esta es la forma natural que tiene el organismo de guardar para cuando no haya, el problema es que hoy en día, en nuestro entorno, siempre “hay”…
Además de influir sobre la ganancia de peso, la ingesta de proteína de leche de fórmula a los 3 meses de vida se ha visto asociada con una mayor tensión arterial en el adulto (Martin 2004), aunque este efecto no se ha observado en niños algo mayores (30 meses) (Ulbak 2004).
El origen de la proteína es clave en sus efectos
Hasta el momento, estos efectos sólo se han visto cuando se trata de proteínas de la leche. Los estudios realizados con proteínas de la carne o de origen vegetal indican que éstas contribuyen al crecimiento del niño (en estatura y peso), pero sin afectar a la secreción de insulina ni del factor IFG-1, y por tanto sin aumentar el riesgo de obesidad (Hoppe 2004, Tang 2014). No obstante, el origen de estas diferencias está aún pendiente de ser aclarado. Por eso, se recomienda no superar las cantidades recomendadas sea cual sea el origen de la proteína.
Recomendaciones de ingesta de proteína en bebés y niños
En general, la ingesta segura sin riesgos para la salud se establece en cantidades muy variables, por ejemplo del 5 al 20% PE desde el nacimiento hasta los 3 años, según el Insitute of Medicine. Pero, en general, se recomienda un máximo del 14-15% de la energía total en forma de proteína hasta el segundo año de vida, con especial énfasis en la proteína de origen lácteo (Hornell 2013, Agostoni 2005). La distribución recomendada de macronutrientes para adultos es de 15-30 % de grasas (saturadas <10 %), 55-75 % de hidratos de carbono (azúcares <10 %) y 10-15 % de proteínas. A continuación te doy más detalles de las necesidades en las distintas etapas del crecimiento.
Nota: ojo, cuando hablo de necesidades o requerimientos, me refiero a la cantidad mínima que necesita el individuo para mantener sus funciones vitales y sus tejidos, así como para el crecimiento que requiera su etapa de desarrollo. Las recomendaciones suelen ser superiores a estas necesidades, pero nunca superarán el límite máximo que sería perjudicial para la salud.
Bebés de 0 a 6 meses
La OMS/FAO/ONU en sus recomendaciones del 2007 indicaron que las proteínas necesarias hasta los 6 meses deberían constituir alrededor de un 5,6 % (es decir, incluso menos que un tercio de lo que necesitan los adultos) de la energía total consumida por el bebé (se suele expresar como PE en inglés, Energy as Protein o energía en forma de proteína). Esto supondría unos 6 gramos para un bebé de 4 kg (1,50 g proteína/kg peso) y unos 10 gramos para un bebé de unos 8 kg (1,31 g proteína/kg peso). Pero por favor, no te pongas a hacer multiplicaciones para averiguar lo que necesita tu bebé, en esta etapa tan sólo tiene que tomar la leche que quiera, si es posible, materna, y si no, una artificial adecuada. Tan solo doy estos datos para poder comparar a lo largo de toda la infancia.
De hecho, la leche materna tiene aproximadamente un 5 %PE, lo cual encaja con los requerimientos y está en consonancia con la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. Para que te hagas una idea de las proteínas que tiene la leche de vaca, la entera tiene 20 %PE, cuatro veces más concentración de proteínas que la leche materna, y la desnatada 39 %PE (al retirar la grasa, aumenta el aporte energético proporcional de la proteína), otro motivo para no recomendarla a menores de 2 años. Las leches de fórmula están en medio, con un 7-9 %PE (Michaelsen 2014).
Debido a que en otros países se han realizado estudios en los que se han desaconsejado la leche de fórmula con elevado contenido en proteínas, he hecho una búsqueda de la composición nutricional de algunas leches de inicio y continuación de las que tenemos en España (Almirón Advance, Puleva, Nativa, Blemil, Holle, Novalac y Pedialac). Por suerte, he observado que todas cumplen con los rangos recomendados, por lo que podéis utilizar la que más os convenga, estos datos son meramente a título informativo. Si tenéis curiosidad, las que tienen menos proteínas son las Nativa 1 y 2, con un 7,4 %PE (9,5 gramos de proteína/517 kcal de producto – 100 gramos); y las que más la Novalac 1 con un 8,7 %PE y las Holle 2 y Blemil 2 con un 9,4 %PE y un 10,5 %PE, respectivamente. No obstante, reitero que ninguna de ellas tiene un exceso de proteínas que sea perjudicial para la salud del bebé. Y si quieres calcular lo que tiene la que utilizas si yo no la he incluido, busca el contenido en gramos de proteínas por 100 gramos de producto y haz este cálculo:
%PE = [(g de proteínas en 100 g de producto X 4 kcal/g proteínas)/(kcal en 100 g de producto)] X 100
Las leches de inicio (tipo 1) deberían estar por debajo del 9 %PE, y las de continuación (tipo 2) no deberían superar el 15 %PE. En todos los casos, cuanto menos, mejor.
Bebés de 6 a 24 meses
A partir de los 6 meses los requerimientos disminuyen, hasta llegar a 3,8% PE a los 2 años y medio, lo que en otras palabras, significa unos 12,6 gramos de proteína al día para un niño de unos 13 kg (0,97 g proteína/kg peso). Si te fijas en los datos anteriores, un niño de 2 años necesita menos proteínas en proporción que uno de 6 meses, esto se debe a que el ritmo de crecimiento disminuye después del primer año.
Con el fin de ilustrar visualmente la cantidad de proteína, he realizado fotografías de raciones de distintos alimentos proteicos, de origen tanto vegetal como animal, que contienen unos 6 gramos de proteína. Por tanto, de forma aproximada, 2 raciones cualesquiera de estas contienen los requerimientos diarios de un menor de de 2 años.

Imagen de raciones de alimentos que contienen unos 6 gramos de proteína vegetal. El peso indicado de las legumbres y los cereales es en seco, aunque los garbanzos, las alubias y el trigo aparecen en su forma cocinada.
Niños de 3 a 18 años
A partir de los 3 años y hasta los 18, los requerimientos van del 5 %PE (0,90 g proteína/kg peso) hasta 7-9 %PE (0,82 g proteína/kg peso) con ligeras diferencias en función del sexo, irrelevantes al nivel que estamos tratando aquí, dadas las cantidades que se suelen comer, más que suficientes para llegar a las necesidades de proteína indicadas.
Es curioso que, en proporción, los requerimientos bajan desde los 2 a los 5 años, y vuelven a subir para mantenerse en niveles muy similares durante el resto de la infancia y adolescencia, de nuevo según los picos de crecimiento. Para que te hagas una idea de lo que esto supone en cantidad, un niño pequeño de unos 20 kg necesitaría unos 19 g de proteína al día (3 raciones de las imágenes), mientras que un chico adolescente de 65 kg necesitaría 105 gramos (17 raciones de las imágenes!), y una chica de 55 kg, 75 gramos (12 raciones de las imágenes).
Cómo reducir la cantidad de proteína
Si crees que estás dando demasiada proteína a tu bebé, puedes reemplazarlas por cereales, las frutas o las verduras, alimentos menos densos energéticamente. Pero incluso podrías reemplazar las proteínas por grasas saludables, ya que se ha visto que, para los niños pequeños, las dietas ricas en proteínas pero bajas en grasas son un factor de riesgo de obesidad (Rolland-Cachera 2006).
Además, un truco que podría funcionar sería dar primero la verdura y los cereales (pasta, arroz, patata…), incluso la fruta, y luego la proteína, porque muchos niños tienden a comer solo proteína cuando se les ofrece junto a otros alimentos. Échale imaginación 😉
En conclusión, has visto que la ingesta de proteínas en la primera infancia puede tener consecuencias sobre el riesgo de enfermedad del futuro adulto a través de cambios en su composición corporal. Aunque no sepamos con certeza qué papel juega el origen de la proteína ni los años más sensibles para que se den estos cambios en el metabolismo, queda claro que, al igual que con otros nutrientes, no se debe abusar de las proteínas.
Y tú, ¿qué alimentos proteicos le sueles dar a tus peques? ¿Son de los que se pirran por la carne? Al mío le vuelven loco las legumbres 😉 Me encantaría conocer tu opinión sobre este tema.
Y recuerda, si te apetece, comparte!
Referencias generales
Adair LS. How could complementary feeding patterns affect the susceptibility of NCD later in life? NMCD 2012
Alvisi et al. Recommendations on complementary feeding for healthy, full-term infants. Ita J Pediatr 2015
Hola Azahara, decirte primero que conocí tu blog por la revista de madresfera, y la verdad es que me encanta. Me parece todo muy interesante y muy riguroso, además de bien escrito. Te felicito y te agradezco tu dedicación para hacernos la alimentación de nuestros hijos más fácil.
El artículo un 10, aunque me lo voy a tener que releer para asimilar algunos conceptos. Nosotros tenemos un bebé de 12 meses y cuando estuvimos en el pediatra con las vacunas de los 9 meses el enfermero nos recomendó que le diéramos proteínas además por la noche rollo más pollo más pescado , que estaba falta. Nos quedamos un poco extrañados porque entendíamos que la teta era más que suficiente en eso, junto con al alimentación complementaria. Ya que en la cena era pecho y a dormir. Gracias a la recomendación de Julio Basulto en su libro decidimos pasar de darle nada y seguir como estábamos. Ahora veo que reafirmas nuestra postura. Gracias!!!!. No sabemos por qué ciertos profesionales de la salud dan ciertas pautas sin fundamento alguno.
A la espera de tu próximo post. Un saludo.
Vaya! Muchísimas gracias por tu comentario Juan! Qué bien sienta leer cosas así 😀
Es verdad que el artículo es un poco lioso con tanto número, pero lo importante es fijarse en las tendencias, y sobre todo no ponerse a hacer cálculos, que sólo nos liarán más. Es fundamental entender que no hay que obsesionarse con dar más proteína, ni más de casi nada, por otro lado… jeje. Los números son solamente un apoyo.
Es un poco paranormal que vuestro enfermero recomendara más proteínas porque la niña estaba falta… cómo lo sabía? O_o En fin… tenemos que enfrentarnos a esas situaciones de vez en cuando, a ver si poco a poco va cambiando la cosa!
Hasta el próximo post! Un abrazo!
Hola! Primero felicitarte por el blog, lo he descubierto por casualidad y me parece buenísimo. Mi duda es la siguiente. Mi hijo tiene actualmente 28 meses, desde que iniciamos con la alimentación complementaria, siempre he tenido dudas sobre la cantidad de proteínas/diaria que debe tomar. Hasta los 6 meses estuvo con LME, después hasta los 12 meses, desayunaba y cenaba biberón (270 mL aproximadamente), comía puré con la proteína correspondiente (50 gramos aproximadamente) y de merienda fruta o yogur, a partir de los 18 meses continua desayunando leche (en este momento leche de vaca entera, 240-270 g), de comida puré 60-70 g de proteína), de merienda fruta o yogur y de cena puré, también con su proteína correspondiente (30 gramos) y de postre leche (150 mL). Es un niño que desde que nació está en el percentil 3 tanto de altura como de peso y hasta el momento nos resulta imposible que coma sólido en casa (en la guardería sí lo hace). Tiene una dieta equilibrada? Le doy demasiadas proteínas? Muchas gracias y de nuevo enhorabuena por el blog.
Hola Pilar! Gracias por tu comentario y tus palabras. Es un placer leer que mi blog os sirve, de verdad! En cuanto a tu peque, yo creo que come perfectamente bien! Las proteínas son importantes, pero como habrás leído, tampoco hay que obsesionarse. Yo te recomendaría sacarlas de los purés y dárselas en su forma sólida (en la carne, pescado, huevo…) en trocitos, como segundo plato o a la vez que toma el puré, pero al lado. A ver si así se acostumbra a comer sólido también en casa. Si ves que come poca carne/pescado, etc no te preocupes y dale tiempo, que no se va a desnutrir por unas semanas. Además, seguirá tomando la leche que también tiene proteínas, y en la guarde dices que come bien así que adelante, te animo a probar esto. Ah, y yo nunca he pesado los alimentos proteicos y mi niño está activo, vital y muy espabilado, siempre en el percentil 20 o así (porque es el que le ha tocado jaja!). No se cómo seréis sus papis de altos, pero sabrás que tiene mucho que ver. Mi consejo es que no te preocupes por el percentil si el niño está bien. Un abrazo!!
Hola Azahara, te sigo desde hace tiempo, y me he decidido a escribirte porque tengo una duda que no he podido resolver repasando tus artículos y de otros nutricionistas de referencia (Julio Basulto). Tengo una niña de 14 meses que come de todo sólido. Hicimos Blw a nuestra manera desde pronto, y ella es buena comedora la verdad. Come lo mismo que el resto de la familia y de la misma manera. En casa tratamos de comer saludable, y sobre todo casero, productos frescos,nada procesado. El caso es que he empezado a darle leche de vaca entera en lugar de la de continuación, pero no estoy segura de si es demasiado temprano por el aporte de proteínas del que hablas en este post. Hicimos lactancia materna hasta los 6 meses y luego mixta hasta los 13 meses. Pero todavía toma leche por la noche, ya que se despierta y pide biberón. En total al día tomara como medio litro de leche de vaca entera. Yogur ahora no le estoy dando por no pasarme con el lácteo. Lo estamos haciendo bien? Cual es tu recomendación? Es demasiado pronto para la leche de vaca?? Muchas gracias por tu respuesta y por todo tu esfuerzo en ilustrarnos a los padres. Un abrazo
Hola Patricia! Muchas gracias por tu comentario!! No tienes nada de lo que preocuparte. Lo estás haciendo perfectamente. Es así como se recomienda, la leche entera a partir de los 12 meses, máximo medio litro al día. Lo decía en el post de alimentos infantiles, en el cual también puedes ver que enlazo al de dejar el biberón, para que te lo vayas planteando
Besos!
Genial, ahora lo tengo más claro. Y te haré caso con lo del biberón, a ver qué tal…Muchas gracias Azahara!!
Buenas tardes! Mi bebé tiene 14 meses y pesa 9 kg. Tengo dudas en referencia a la cantidad de proteina que podría tomar. Suelo darle 40 g de carne o pescado para comer y otros 40 para cenar. Salvo cuando toma legumbres que ya no le doy carne. Ademas desayuna leche de vaca unos 100ml porque no le gusta mucho y toma 2 yogures a lo largo del dia. Estoy haciendo bien las cantidades de proteinas que le ofrezco. Gracias
Hola María! Gracias por tu comentario. Igual es un pelín de más, puedes darle menos cantidad en cada toma o bien eliminar algo (un yogur o una de las tomas de carne y alternar carne y pescado), pero cada niño es un mundo y los datos que proporciono son los generalmente aplicables (de media). Un abrazo!