Gusanitos, esos delicados palitos amarillos, ligeros y aparentemente inofensivos. Muchos padres y madres los adoran, porque tienen el poder de aplacar rabietas, callar a los niños en público… pero también tienen un lado más oscuro. Incrementan el consumo de sal y calorías de tus hijos más de lo que crees y acostumbran su paladar a sabores intensos.

Hoy me he decidido a criticar a estos snacks sacándolos a la palestra, a pesar de que muchos los consideréis neutros desde el punto de vista nutricional, ya que su consumo está altamente asociado a la etapa infantil. Espero abrir vuestros ojos y conseguir que los sustituyáis por alimentos verdaderos y nutritivos, allá voy! (deseadme suerte :S)

 

Contenido de sal

Este tema no te resultará desconocido. Seguro que sabes que no es bueno abusar de la sal, y mucho menos empezar a hacerlo desde la infancia. El consumo de sal está asociado a la hipertensión y esto aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales. Sus efectos se acumulan en el tiempo, por eso es más frecuente observar estos eventos en personas mayores, pero eso no significa que no haya que tomar medidas desde el nacimiento. En general, solemos tener cuidado con la sal que ingieren nuestros hijos hasta los 2 años de vida o así, para luego dejar de prestarle atención (igual que hacemos con la sal que tomamos los adultos) (Butte, 2010). Debes saber que si tus hijos prefieren los sabores salados (esto empezará a ocurrir alrededor de los 2 o 3 años), tendrán más probabilidad de desarrollar hipertensión. Más claro aún, la ingesta de sal en los primeros meses de vida afecta a la tensión arterial que tendrá el niño pasados 15 años! (Geleijnse, 1997).

La OMS recomienda que los adultos no superen los 2 gramos al día de sal, y para los niños reduce este límite en proporción a sus necesidades de energía, lo que equivale a menos de 1 gramo para un niño de 2 años si se consideran 2500 Kcal para un adulto y 1000 para el niño. Eso sí, siempre cuanta menos sal, mejor, porque recuerda que ese es el límite máximo. Si quieres reducir la ingesta de sal en la familia, añade menos a las comidas de forma progresiva, está demostrado que en unas semanas lograréis reducir la sal que tomáis sin notarlo en el sabor (Girgis, 2003).

Pues bien, una bolsa de gusanitos estándar de las de hoy en día (35 gramos) tiene desde 0,3 hasta 0,8 gramos de sal según la marca (aquí puedes ver un análisis muy completo hecha por la OCU de gusanitos y pajitas de patata). Para comparar, te diré que las patatas fritas de bolsa tienen desde 0,3 hasta 0,7 gramos de sal por ración de 30 gramos. Como ves, no hay diferencia entre ambos productos… todos son snacks, ninguno adecuado para tomar con asiduidad y menos aún desde la niñez, ¿no te parece?

Si un niño pequeño se come una bolsa de gusanitos, ya habrá llegado más o menos a la mitad de la ingesta de sal máxima permitida para el día.

 

Calorías

Vamos ahora a la parte que más nos preocupa, las calorías y su potencial efecto sobre el peso corporal. Una bolsa de gusanitos de 35 gramos tiene alrededor de 170 Kcal (seguro que tienes curiosidad así que te lo cuento, una bolsa de 2 Aspitos tiene 24 Kcal, es menos, pero no te confíes porque sigue teniendo sal y demasiado sabor). Para que te hagas una idea comparando con otros alimentos:

  • 1 Croqueta: unas 180 calorías y puede que algo menos de sal (esto es por supuesto muy variable según el tamaño y los ingredientes).
  • 1 Plátano (100 gramos): unas 85 Kcal.
  • 1 Manzana (200 gramos): unas 90 Kcal.
  • 1 Melocotón (150 gramos): unas 45 Kcal.
  • Puñado de uvas pasas (30 gramos): unas 90 Kcal.
  • 5 picos de pan integral (8 gramos): unas 30 Kcal.

Es decir, la bolsita de gusanitos tiene las mismas calorías que 2 plátanos, o 2 manzanas, o 3 melocotones, o 2 buenos puñados de uvas pasas, o 28 colines integrales…

Con esta comparativa puedes llegar a la conclusión más evidente, lo mejor es ofrecer fruta entre horas, tiene muchos nutrientes, agua, nada de sal ni azúcar añadido, y menos calorías.

No quiero explotar el tema de las calorías, porque puede llegar a obsesionar. Tan sólo lo recalco porque es muy posible que más tarde, a la hora de la comida “de verdad” el niño no tenga hambre y rechace los alimentos saludables que se sirven en la mesa para toda la familia. Lo que me lleva al siguiente punto, porque no solo importan las calorías y la sal, hay otros agentes algo más “invisibles”…

 

Sabores intensos

Uno de los ingredientes que no falta en este tipo de productos horneados y fritos es el glutamato. Este compuesto es un aminoácido que todos nosotros tenemos formando parte de nuestro cuerpo en las proteínas. Pero, además, es un potenciador del sabor que ha dado lugar nada menos que al reconocimiento del quinto sabor después del dulce, el salado, el amargo y el ácido: el umami. Es el mismo sabor que se suele quedar después de comer comida china o setas, se considera el “sabor” de las proteínas.

Lo podrás reconocer entre los ingredientes como glutamato, glutamato monosódico, MSG, o el aditivo E-621. Está totalmente permitido y se considera inocuo para la salud en las dosis adecuadas, sobre todo cuando forma parte de alimentos (Mallick, 2007). NO OBSTANTE, el fuerte sabor que proporciona a los productos en los que está presente tiene un gran poder sobre el consumidor. Este aditivo, en conjunción con la sal y el azúcar, en las proporciones idóneas, es capaz de provocar una especie de adicción. No somos capaces de dejar la bolsa a medias. ¿A que te ha pasado? A los niños también. Y claro, después de zamparse la bolsa con el hambre acumulada por el juego en el parque o una tarde de paseo, a la hora de la cena pues como que no tiene tanta hambre. Y tú piensas, pero si sólo se ha comido unos inocentes gusanitos! …

 

Bolsas gigantescas

Como último aspecto, tengo que hablar del tamaño de las bolsas. No voy a negar que no comiera gusanitos cuando era pequeña, lo hice. Eso sí, de forma ocasional (una vez al mes o así). Pero me comía una bolsita de las de antes, de 12 gramos, en lugar de las de ahora, que tienen el triple como mínimo… No puedo evitar sentir enfado cada vez que veo que todos los productos superfluos van en paquetes cada vez más grandes, 2×1, 20% gratis, tamaño familiar, formato MAXI…

Está claro que los vendedores prefieren vender más cantidad, ya que la van a cobrar, claro. El problema es que el niño no sabe parar a mitad de bolsa! (ya hemos hablado del poder adictivo de estos productos).

Por supuesto, la bolsa se puede dividir en varios paquetitos si lo prevemos en casa por ejemplo, pero ya tendremos para 3 o 4 veces, en lugar de para una, por lo que el consumo ocasional se convierte en habitual. Además de que no me creo que haya mucha gente capaz de comprar el paquete el día de antes para no abrirlo en el momento ante la presión de los niños y repartirlo luego, guardando el sobrante para dentro de 3 semanas. ¿Tú qué crees?

 

En fin, solo ponte en la piel de un niño pequeño, que siempre prefiere sabores interesantes, dulces, salados, y que no sabe qué es bueno o no para su salud porque esa no es aún su responsabilidad. No le hagas el mal favor de ponerle estas bolsitas por delante. Que ya se encargarán ellos de detectar su presencia a grandes distancias, con su visión de X-babys y de gritar quiero, quiero! O má, má! (más, más para quien no entienda el idioma bebé). Yo recomiendo paciencia, distracción y alternativas saludables.

 

En casa optamos por salir de casa siempre con algo de fruta y un puñado de colines integrales, los frutos secos aún no son una opción para nosotros porque el peque es muy jovencito y solo tiene 5 dientes (jaja!).

¿Qué les das tú cuando quieren picar entre horas? ¿Te cuesta evitar los gusanitos? ¿Cuáles son tus estrategias de disuasión? Comparte tu experiencia conmigo y las demás mamis y papis, ya que este es un tema un poco difícil de llevar y todo consejo es bienvenido!

 

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