Seguro que si te paras a pensar un momento en cómo comías de pequeña con tu familia y cómo lo haces ahora, encuentras muchas diferencias. El ritmo de vida que llevamos, la televisión, los móviles, la comida rápida o de tupper… Es inevitable que las cosas cambien, pero podemos hacer mucho para que esos cambios no empeoren nuestra calidad de vida, y lo que es más importante, tanto nuestra salud como la de nuestros hijos.

Uno de los hábitos que tenemos que adoptar pero ya, ya, es comer en familia. Está archidemostrado que el hecho de comer toda la familia junta ayuda a los niños a comer mejor y más sano, previniendo la obesidad en gran medida.

 

La evidencia

En un estudio que acaban de publicar Lee y colaboradores (Pediatric Obesity, 2015) se demuestra que el hecho de no compartir ni el desayuno ni la cena con la familia aumenta más de 4 veces el riesgo de sobrepeso u obesidad (ojo!). Si solo se comparte el desayuno, aumenta 3 veces el riesgo, y si solo es la cena, aunque aumenta ligeramente el riesgo, no es mucho. Por tanto, aunque estas cifras son preocupantes, no hay que dar por perdida la batalla. Aunque tus hijos coman en comedor escolar y solo podáis compartir la cena con ellos, hacedlo, no le quitéis importancia, porque la tiene. Haced el esfuerzo de cenar todos a la vez, ellos lo agradecerán. Lo verán como algo natural, social, que todos hacéis y que por tanto no puede ser negativo ni estresante, y eso les ayudará a comer mejor sin duda.

De hecho, de acuerdo con una revisión realizada por Birch y Davison (Pediatric Clinics of North America, 2001) lo más efectivo para prevenir el sobrepeso infantil serían las intervenciones a nivel familiar. Y se ha concluido que estas intervenciones se deberían basar en mejorar tanto la capacidad de los niños para elegir y preferir comidas saludables así como su habilidad para autoregular la ingesta y apetito.

Estarás conmigo en que el ambiente alimentario de los niños depende completamente de sus padres, sobre todo en sus primeras experiencias con la comida. Y este ambiente incluye el comportamiento alimentario de vosotros los padres así como los métodos que utilicéis para dar de comer a vuestros hijos.

 

¿Qué podemos hacer?

Brevemente, en estos sencillos puntos, os indico lo que debéis hacer los padres para que esta estrategia funcione:

  • Conocer las porciones adecuadas para vuestros niños
  • Establecer una frecuencia y horario adecuados para las comidas y tentempiés
  • No ejercer un control excesivo sobre qué y cuánto come tu hijo puesto que esto puede conducirle a tener sobrepeso, responde a sus señales de saciedad
  • No prohibir alimentos, porque los harás más deseables, en lugar de eso -> punto siguiente
  • Limitar la disponibilidad de comidas energéticamente densas en casa (snacks, dulces, chocolates, zumos, refrescos azucarados con o sin gas), no teniéndolos en absoluto, o al menos no al alcance de los niños
  • Comer con agua en las comidas
  • Elegir comidas saludables, dejando las “menos” para ocasiones puntuales
  • Favorecer la comida en casa en lugar de en restaurantes
  • Comer en la mesa y no en el sofá o de pie
  • No encender la tele durante las comidas, tratando de que la vean durante 2 horas como máximo al día
  • Dar ejemplo: “haz lo que hago” y no “haz lo que digo”

Por tanto, espero que haya quedado claro que el ambiente familiar es clave para el aprendizaje de unos buenos hábitos alimentarios en los niños. Animaos a analizar vuestra realidad para ver qué podéis mejorar, y no esperéis más. Es mucho más sano y divertido compartir las comidas todos juntos, haciendo que sean uno de los momentos más agradables del día.

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