La verdad es que la mayoría de los pediatras nos dan una fotocopia con las “instrucciones” para iniciar la alimentación complementaria junto a una breve explicación y nos vemos solos ante la situación de alimentar a nuestros bebés. A pesar de la evidencia científica, estas instrucciones suelen ser muy variadas, y sin embargo también muy específicas y exactas… lejos de la caótica realidad del mundo de los bebés.
Por eso, para completar la entrada que escribí hace un año acerca de cómo iniciar la alimentación complementaria, he decidido escribir esta basándome en las “Recomendaciones para la alimentación complementaria de bebés sanos nacidos a término”, publicadas el año pasado. Además, los suscritos recibiréis en vuestra bandeja de entrada un resumen de este post con las “no normas” de alimentación complementaria para poner en el frigorífico
Me parece que todo el mundo debería tener acceso a esta información para poder hacer uso de ella en la práctica, y para poder rebatir a quien recomiende normas estrictas si fuera necesario (sin ánimo de crear conflictos, ojo!).
Destete o introducción de la alimentación complementaria
El destete es el período de tiempo durante el cual se le ofrecen al bebé alimentos distintos a la leche de su dieta, y que conlleva una reducción progresiva en su ingesta de leche para acabar con la adquisición progresiva y total de la dieta familiar.
Tanto el inicio como la finalización del destete dependen de varios factores que permiten al bebé alimentarse por sí mismo de forma autónoma:
- La adquisición del desarrollo neuromotor adecuado
- El desarrollo del sentido del gusto y preferencias personales
- La maduración renal y gastrointestinal
- La capacidad de regulación de la ingesta
- El aprendizaje de tradiciones culturales y familiares
En cuanto al momento de introducir la alimentación complementaria, debe ser a los seis meses de edad del bebé, y no más tarde, siempre que esté preparado. En algunos casos se puede adelantar (nunca antes de los 4 meses) si se considera indicado por necesidades nutricionales del bebé, pero siempre teniendo en cuenta su desarrollo neurológico y su interés por la comida.
Pautas generales a tener en cuenta
Cada vez es más frecuente que nos preocupe la salud futura del bebé a la hora de alimentarlo en sus primeros meses y años. Por eso, siguiendo con las recomendaciones basadas en la evidencia, os animo a seguir estas pautas a la hora de ofrecer alimentos a vuestros bebés:
- Evitar sobrealimentar al bebé por encima de su apetito respetando sus señales de hambre y saciedad
- Evitar una ingesta excesiva de proteínas
- Evitar las bebidas dulces (refrescos, zumos, batidos)
- Evitar la sal durante el primer año de vida, y posteriormente, minimizar todo lo posible
- Dar suplementos de vitamina D hasta los 12 meses como mínimo
- Mejor ofrecer carbohidratos complejos (pan, pasta, arroz, cereales, patatas) que azúcares simples (zumos, azúcar, dulces…)
- Mejor utilizar aceites vegetales (aceite de oliva) en lugar de grasas animales (mantequilla o margarina)
- Ofrecer más pescado (mínimo 2 días a la semana) que carne
- Favorecer el consumo de frutas y verduras (4 veces al día por lo menos)
Alimentación complementaria y alergias
Aquí el mensaje es claro. No hay ninguna evidencia científica que justifique el retraso en la introducción de alimentos, ni siquiera los más alergénicos, para prevenir la aparición de alergias.
Y así lo indican los organismos oficiales sanitarios (Academia Americana de Pediatria, Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica y la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria).
Los estudios realizados han demostrado que el retraso en la introducción de alimentos típicamente considerados más alergénicos puede incluso empeorar la aparición de alergias, y en otros casos, sencillamente no afecta al resultado en absoluto.
La ventana crítica para regular la tolerancia a los alimentos parece abrirse a los cuatro meses, por lo que no se debe de dar ningún alimento antes de ese momento. Así, todos los alimentos se pueden dar a partir de los 6 meses de edad (a excepción de las verduras de hoja verde por su contenido en nitratos, la miel por el riesgo de botulismo, frutos secos enteros y otros alimentos duros o redondos, bebidas de arroz y lácteos desnatados) sin seguir horarios o esquemas estrictos, simplemente siguiendo los gustos del bebé.
Además, si la introducción de la alimentación complementaria se realiza de forma paralela a la lactancia materna, se favorece la tolerancia y se disminuye la aparición de alergias.
Finalmente, la evidencia científica también indica que el gluten se puede introducir en cualquier momento a partir de los 6 meses.
Favorecer la autonomía del bebé a la hora de comer
Si queremos que nuestro bebé disfrute con la comida y no nos apetece pasar un mal rato a la mesa, lo mejor que podemos hacer es promover su autonomía y capacidad de autorregulación. Esto no quiere decir que tengamos que hacer Baby Led Weaning, se puede ser respetuoso con el apetito del bebé aunque lo alimentemos con cuchara.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el bebé está empezando a experimentar con la comida, que no sabe qué es un alimento ni que le puede quitar el hambre. Por tanto, paciencia y sentido común. Hay que hacer caso de sus señales y no forzarle a comer si no le apetece o está distraído.
Por eso, al principio no se le puede ofrecer comida a un bebé hambriento, ¡aunque suene contradictorio! El bebé debe de tomar primero la leche (materna o artificial) para luego experimentar con el sabor de los alimentos e ir conociéndolos “sin prisas”.
Lo mejor es integrarlo en las comidas familiares si está despierto, sentarlo en nuestro regazo o en una trona y dejarle estar. Si le apetece coger algún alimento o probar lo que le hemos preparado, se lo daremos, las primeras veces en pequeñas cantidades para no abrumarle.
Hagamos BLW o no, lo ideal es ofrecer también alguna comida en trozos (alargados, picados o troceados) una vez que el bebé tiene las capacidades motoras adecuadas (se sienta sólo, ha perdido el reflejo de extrusión y se lleva la comida a la boca). Así favoreceremos la masticación y el desarrollo oral del bebé, además de que se sentirá más integrado en las comidas familiares. De este modo, no nos encontraremos a un niño de más de un año que come sólo triturado, ya que hay un momento entre los 7 y los 9 meses a partir del cual es más difícil introducir los trozos.
¿Qué me dices?, ¿te animas a hacer una transición respetuosa a la alimentación complementaria? ¿Cómo ha sido o está siendo tu experiencia? También sería genial escuchar los testimonios de quienes ya habéis pasado por esto hace meses o años y lo veis con perspectiva 😉
Ah! Y si te apetece, comparte!
Últimos comentarios: